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viernes, 3 de abril de 2009

Avaricia

Ya lo decía Alanis Morisette, ¡Qué ironías tiene la vida!

Pagamos un pastizal por obtener una operación de cirugía estética y lo que ocurre tras ella es que pareces recién salida de una paliza...De por vida.

Concentrada en mi trabajo, observando operaciones (concentradísima diría yo...) caí en la cuenta de lo grotesco de estar inundado en las arenas movedizas de la avaricia.


Somos ambiciosos por naturaleza, oí alguna vez. mmm...Tal vez es cierto...¿Pero, todos somos así?


Unos anhelan coneguir más y más dinero, no para dar, ni decidir donde invertirlo, o emplearlo en conseguir una casita en medio de la nada; sólo para sentir su tacto entre las manos y fantasear con la idea de que la imagen más emblemática de la película American Beauty se hace realidad entre millones de billetes.


Otros desean sentirse grandes gracias a gruesos cortes de poder, de modo que decidan sobre la vida, oportunidades o formas de actuar de otros. No ser guías en el tortuoso camino, sino para sentir un escalofrío que recorre sus piernas, pasando por el estómago y la espina dorsal, hasta llegar a entumecer los hombros y finalizar en un cosquilleo que sube hacia la cabeza. Sólo por ser dueño de la cruz de madera que sujeta los hilos de una marioneta.


Cierto es que no todos son, hasta tal punto, ambiciosos... Pero yo sí, yo siento ese escalofrío.

La avaricia rompe el saco, ¿Existirá uno elástico que nos permita seguir deseando y obteniendo tesoros? Así núnca dejaré de perseguir y creer que deseo más y más de mi ambición.

¿Cuál es mi perdición?Mi gran manzana...roja...Lo sabes....Eres .